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Reentierro en Quilquilco, Territorio Lavkenche de Tirua Sur

Hallazgo Patrimonial

Reentierro en Quilquilco, Territorio Lavkenche de Tirua Sur

Publicado el 06/02/2018
Participantes del reentierro en sector Quilquilco.
Participantes del reentierro en sector Quilquilco.
El Museo Mapuche de Cañete participa como organismo asesor en experiencia de hallazgo patrimonial en sector Quilquilco de Tirua Sur, Región del Biobío.

En abril del año 2016 en el sector de Quilquilco, cerca del aeródromo las Misiones de Tirua Sur, a raíz de labores de emplazamiento de una vivienda, la familia Lincopan Marileo se encontró sorpresivamente con vestigios que daban a conocer una antigua tumba. Por el respeto que instintiva y naturalmente generan estos hallazgos, aparte de  la curiosidad que suscitan también, la familia optó por no seguir escavando y dar el aviso  a carabineros quienes desconocían el proceder en estos casos.

Con la ayuda técnica de especialistas en temas de arqueología y patrimonio del Museo Mapuche de Cañete, el Consejo de Monumentos Nacionales, el Museo  de Historia Natural de Concepción y la  Conadi - Biobío se pudo constatar que había aflorado un cráneo en muy malas condiciones de conservación y un metawe en muy buen estado. Con esta información y la difusión que generó este hallazgo, se activaron los protocolos que tiene establecida la institucionalidad cultural y patrimonial en Chile. 

Ello activó a su vez una importante reflexión por parte de la familia Lincopan Marileo, su comunidad directa y su comunidad extendida respecto de cómo proceder como mapuche en estas circunstancias y con toda la actualidad a cuestas. 

A su vez la institucionalidad chilena que se vio involucrada en este acontecimiento, y también la que quiso estarlo, debió escuchar las reflexiones en torno a la normativa mapuche respecto de su herencia cultural en general y de las prácticas funerarias en particular, para desde ahí plantear y replantear las posibilidades y responsabilidades, que estaban previamente determinadas en las normativas estatales y que tienen un sesgo principalmente científico y académico de asimilación con una mirada homogénea de la cultura y del patrimonio. 

Todo el proceso pudo ser terminado en diciembre de 2017, cuando pudimos, entre la familia y los equipos técnicos, devolver al mismo sitio funerario, todo lo que se había extraído de él. Esperamos haber logrado restablecer en parte el equilibrio.

En total fueron veinte meses que demoró el proceso: tomó su tiempo, exigiendo  a la comunidad y la familia una espera más larga de lo previsto, y exigiendo a la institucionalidad un procedimiento continuo con resultados concretos para dar respuestas a una comunidad activa. 

Como Museo Mapuche de Cañete esta experiencia en Quilquilco nos alerta, entre otras cosas que aun no logramos dilucidar (y tal vez),  sobre la necesidad de re-plantearnos las dificultades propias de la burocracia institucional alojada, en este caso, en la rigidez y poca amplitud de la ley de Monumentos Nacionales, por todas y todos conocida, lo que se incrementa debido a la falta de personal y recursos económicos para acudir a cada uno de los hitos que se van estableciendo cuando las situaciones se intentan resolver de manera multilateral y en común acuerdo entre todas las partes.

Esta experiencia nos entregó luces y sombras sobre la diversidad de intenciones y expectativas que están cobijadas en las comunidades mapuche respecto de su herencia cultural, lo que pide seguir mejorando nuestras aptitudes en la socialización y validación de los conocimientos todos. Muchas veces como instituciones u organismos o  sus representantes, pretendemos dar respuestas democráticas e interculturales a las exigencias propias del trabajo en torno al patrimonio cultural, animadas sin duda por buenas intenciones, pero sin que ellas pasen por la lenta pero fructífera experiencia de escuchar sin suponer, y soltar las riendas dejando de dominar, para encontrarnos con la infinidad de posibilidades, dulces y agraces, en donde sin duda hay mucho que decir y mucho que escuchar.